sábado, 21 de julio de 2012

Los amores del verano

Son las diez de la mañana y todavía es pronto. Pero a partir de dos horas, en torno al mediodía, miles de chicos y chicas empezarán una nueva relación amorosa. Un amor que creen perfecto, idílico, pero, ¿es amor real?


El verano, aunque sea por el mero hecho de estar de vacaciones, aumenta el número de noviazgos y relaciones amorosas, es decir, podríamos decir que es un tiempo propicio para el amor. Pero faltaría a la verdad, si no mencionara también que también es un tiempo ideal para sacar a relucir las trampas del amor. 


Los amores de verano, rara vez continúan, porque por definición, al aparecer en un ambiente tan idílico, tan perfecto, cuando llega la dura realidad de las lluvias otoñales, se rompe como fruto del árbol, cayendo de forma dura y brusca contra el suelo.


Sin embargo, se debe disfrutar con intensidad ya que en cierto modo, mirándolo con perspectiva es una magnífica escuela para el corazón, aunque en ocasiones termine entre grandes tormentos, precisamente porque "no es oro todo lo que reluce".


Hay quien dice, -normalmente en revistas juveniles y femeninas- "liga cuanto más, mejor y te sentirás mejor". Pero otros expertos mantienen que lo importante es mantener vivo el sentido común, y vivir con prudencia estas relaciones veraniegas.


De todas formas, si el verano no nos ha servido amores buenos ni duraderos, o incluso si nos han hecho sufrir en vano, podemos acogernos al consuelo de que, objetivamente, el invierno es mucho más romántico que el verano. Al fin y al cabo, siempre ha sido más bonito cobijarse bajo el mismo paraguas en una tarde gris de lluvia y frío que sobrevivir entre sudores bajo la misma sombrilla de colorines en una playa plagada de turistas. 

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